Nuestra primera entrevista

La hora de la prensa cubana no ha llegado todavía

Por Cárol Muñoz Nieves y Rodolfo Romero Reyes

Muy atento nos recibe en su oficina. El cordial saludo es algo innato en este hombre que, con la experiencia de haber trabajado como director de la Unión de Periodistas de Cuba, hoy vela por la formación de las nuevas generaciones de periodistas de la Facultad de Comunicación. Luego de informales presentaciones, descuelga los teléfonos para no ser interrumpido. Es en este ambiente familiar donde se iniciar una conversación en la que experiencia e ingenio delinean la opinión del Dr. Julio García Luis acerca del periodismo cubano.

¿Se puede caracterizar a la prensa cubana como un periodismo analítico y creador o como un periodismo superficial?

Sería  injusto incluir a la prensa cubana en alguno de esos calificativos. En ningún sentido pienso que es superficial, porque posiblemente es la característica que menos se le podría atribuir. Es innegable que le falta todavía bastante en creatividad, investigación y profundización, pero más que tildarla de superficial, esto le confiere a los temas tratados un enfoque más formal, más propagandístico, más coyuntural.

¿Y a veces no hay una ruptura entre realidad cotidiana y expresión periodística en nuestra prensa?

Ahí radica uno de los problemas mayores del periodismo cubano. La agenda de la prensa no está tan influida como debiera por la agenda de la gente y sí más influida por la agenda “de arriba”. Es cierto que en todos los países del mundo la agenda de la prensa responde en gran medida a las agendas de los gobiernos, pero esto no es una limitante para que la prensa se alimente con los temas que vienen de la calle. Falta mucho en la agenda nuestra sobre los problemas que preocupan a la gran mayoría de la población cubana.

Usted hacía referencia hace unos momentos al espíritu creativo. Al analizar la prensa cubana, específicamente la prensa escrita, se observan estructuras y estilos muy similares. ¿Denota esto falta de creatividad por parte de nuestros periodistas? ¿Radica en ellos la responsabilidad de estas deficiencias creativas?

En parte sí, nuestros periodistas pudieran ser más creativos, pero hay mecanismos que han ido frenando sus iniciativas. El periodista está sujeto a regulaciones que tienen que ver con la línea editorial de su órgano de prensa, con las políticas de los periódicos en relación con la cobertura, con los límites de espacio que le imponen en la jefatura de redacción, y todo esto atenta contra la creatividad. Es cierto que los propios periodistas pueden presionar, pueden tratar de ser más agresivos, pero se han acostumbrado a no hacer esfuerzos en vano. Hoy en día el periodista se auto limita y muy raras veces hace algo arriesgándose a que se lo engaveten, porque “ya ese perro lo ha mordido muchas veces”. Así también frena, sin darse cuenta, su capacidad creadora.

En algunas ocasiones, al hablar sobre la prensa cubana, se utiliza indiscriminadamente el término censura. En el prólogo a “Un encuentro con Fidel”, de Gianni Miná, aparece esta reflexión de Gabriel García Márquez: “La prensa cubana es laudatoria y conmemorativa, más parece hecha para ocultar que para difundir”. ¿Qué opina usted al respecto?

En Cuba no existe lo que se puede llamar la censura en su forma clásica, o sea, esto es cuando un gobierno, en función de sus atribuciones, le impone un censor  a un órgano de prensa y le impide al periodista publicar los elementos que van en contra de la ideología del poder censurante. Esta censura, como tal, no existe en Cuba. En nuestro país existe un mecanismo profesional, un mecanismo de edición, que actúa sobre todo el proceso productivo de la prensa. Se le podría llamar censura pero en realidad  es algo inherente a todos los órganos de prensa del mundo. Mediante  un mecanismo, que no es político ni militar, los medios masivos a nivel internacional determinan qué hechos sociabilizar de acuerdo a sus intereses. Desde esta óptica profesional es muy difícil demostrar que la prensa esta censurando, pero en realidad toda la prensa censura. En el caso de la nuestra se hace con un mecanismo más cerrado, con menos margen al arbitrio de las direcciones.

Con todas estas características que hemos analizado ¿cómo se inserta la prensa cubana en el contexto internacional?

Nuestro periodismo es, sin lugar a dudas, el más limpio y el más ético. Esto se debe a la transparencia con que se abordan los temas, ya que la prensa responde a los  intereses mayoritarios de la población.  Los periodistas cubanos trabajan a partir de valores, sin grandes ambiciones lucrativas.  A nivel mundial son los grandes grupos económicos los que controlan a los medios y dominan la opinión pública. Usualmente fomentan un consumo que es banal y superficial, no buscan afirmar una identidad o profundizar realmente en los problemas de la sociedad.

Desde el punto de vista ya netamente profesional no podemos situar a la prensa cubana al mismo nivel de la prensa internacional. Es indiscutible que estamos detrás. El estándar de calidad es superior al nuestro, dan a sus coberturas un tratamiento más riguroso en cuanto a investigación y elaboración. Nuestro periodismo debería, por ejemplo, explotar más las potencialidades de la televisión y de la prensa digital para podernos considerar un periodismo de avanzada.

Lionard L. Chu, en un estudio sobre el proceso comunicativo en China, expresó: “La información sólo es bien recibida (y aceptada) si contribuye a la ejecución de la política.” ¿En qué medida considera usted que el periodismo es  un instrumento político?

Totalmente. El sistema de prensa es un instrumento que reproduce y fortalece el sistema político. Los modos de articularse con el poder pueden ser variados, en dependencia del régimen, pero no hay dudas de que la prensa responde al poder, independientemente de que apoye o no al gobierno imperante. El gobierno es parte del poder, pero cuando se dice poder se incluyen otros términos: el poder económico, cultural. La prensa desarrolla y es parte de ese poder, por lo que responde a él en su expresión más amplia.

En una entrevista que le ofreciera al periodista Joaquín Borges Triana,  publicada en Juventud Rebelde el 21 de octubre de 1990,  usted expresó: “Nosotros estamos en un punto en que entendemos que el modelo de prensa anterior que había en el socialismo no nos sirve, pero tampoco vamos a asumir el capitalista. Tenemos que buscar el nuestro propio”. ¿Logró el periodismo cubano desarrollar este modelo propio?

Ese modelo socialista al que yo me refería era el modelo dogmático, rígido, de propaganda política que caracterizaba a la URSS y a los países socialistas de Europa del Este. Aunque este modelo no influyó en Cuba de la misma forma en que influyeron otras experiencias soviéticas, tampoco se desarrolló un modelo de prensa que fuera satisfactorio y que superara con creces al modelo capitalista. La prensa cubana se ha visto obligada a actuar en medio de las presiones que nos impone la situación con Estados Unidos, y las propias coyunturas han conducido a que un modelo propio no cuaje nunca. La hora de la prensa cubana aún no llega. La oportunidad para demostrar de cuántas cosas somos capaces en el campo de la prensa y revelar al mundo lo que realmente puede ser el diseño de una prensa socialista no ha llegado todavía.

Diciembre de 2005

Acerca de rodoguanabacoa

Periodista, educador popular, escaramujo... amante de la historia de mi país: Cuba.
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Una respuesta a Nuestra primera entrevista

  1. THAMY dijo:

    La prensa cubana no es mas que un frente revolucionario del gobierno cubano, jamas sera imparcial y mucho menos creible..Su meta es una y su perspectivas las mismas…defender al gobierno cubano………….como un elemento de lucha , en vez de informacion veridica sea xcual sea. Ademas de estar limitada al mundo por su gobierno cubano. EPD la Prensa Libre de Cuba

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