
Por Nemo
Un saludo tengan todos: radioyentes, televidentes e internautas que ahora mismo sintonizan nuestra señal, transmitimos en vivo la competencia de los 800 metros planos que otorgará un boleto olímpico para los juegos de Tokio. Por indicaciones de la Federación Internacional, este evento clasificatorio se celebra en nuestra Isla.
Hacen su entrada los corredores. En el carril no. 1 se encuentra el pan de la bodega, que llega a este certamen tras una increíble temporada en la que alcanzó como marca personal, 20 veces el valor de su precio anterior. No obstante, aparece como el menos favorito.
Por el carril no. 2 está «el colorao», quien viene en representación de todos los granos de la canasta básica; reaparece después de llevar varios meses ausente en las lides internacionales.
A la tercera carrilera llega el único clasificado entre la gama de productos cosméticos: el tinte de pelo; quien durante la pandemia manifestó haber entrenado como nunca antes, acompañado de otros miembros de su equipo como el champú, el acondicionador y el desodorante.
Por el carril no. 4, vemos al cartón de huevos, uno de los favoritos, dado su formidable estado físico y valor nutricional, con un alto índice en calorías y proteínas.
Por el 5 regresa el dólar americano, a quien vimos debutar en el atletismo nacional en 1993 y había sido desplazado por su homólogo el CUC. Tras casi dos décadas fuera de las pistas, regresa a esta final; recibe una gran acogida por parte de su público que no olvida su alto poder adquisitivo a inicios de los noventa.
Por el carril no. 6, aparece uno de los favoritos: la carne de puerco, quien ha aumentado su rendimiento de manera exponencial en tan solo unos meses.
A su lado otro atleta con cualidades archiconocidas, entre las que destacan micro, memoria ram, capacidad de almacenamiento, pantalla y densidad de pixeles: el teléfono celular.
Finalizan la lista de competidores la leche y el cemento, en los carriles 8 y 9 respectivamente. Aunque ambos llegan hechos polvo, sus entrenadores tienen la certeza de que alguno de los dos podría colarse entre los finalistas.
En días previos a esta cita, medios de prensa hicieron eco de la descalificación para esta competencia del café y el queso gouda; pues ambos dieron positivo en las pruebas antidoping.
Antes de iniciar la competencia el auditorio recibió con un fuerte aplauso a una de nuestras glorias olímpicas; el veterano — y también recordista mundial — cigarro popular, quien en el Mundial de Atletismo de 1994 logró la aún insuperable marca de alcanzar 100 veces su valor.
Además, se hizo un minuto de silencio por el preservativo, la íntima y la pastilla anticonceptiva; tres atletas que con excelentes registros en sus carreras deportivas han anunciado su jubilación. Ya no los veremos asiduamente en las pantallas; así que coincidir con ellos en un futuro cercano será considerado un milagro.
El silbatazo inicial está a cargo del pomo de aceite, quien — aunque meses atrás nadie lo imaginaba — en apenas semanas ha devenido especialista en este tipo de competiciones.
Y arrancan. Toman la delantera el dólar americano, la carne de puerco y el teléfono celular. Lo escoltan a pocos metros de distancia el cartón de huevos y el saco de cemento. Más rezagados van la leche en polvo, el tinte de pelo y el frijol colorao. Vemos como el pan de la bodega se tira en el piso, evidentemente lesionado. Se confirman así nuestros pronósticos: este evento no se gana a base de levadura.
Ya se van perdiendo los carriles. Avanzan en una única fila. A las claras, quedan dos bloques separados. En el primero, el teléfono celular va marcando el paso con precios en el mercado negro alrededor de los 9 600 pesos en moneda nacional, más del doble de un salario promedio; sin embargo, no llega a duplicar los precios que tenía antes de iniciar la carrera. Le siguen el dólar americano y el saco de cemento que, a punto de culminar los primeros 400 metros, ya han duplicado su valor. Muy de cerca también el cartón de huevos y la carne de puerco acortan la distancia. Entre ellos cinco estarán las medallas de oro, plata y bronce. En el segundo bloque, la leche, el tinte y «el colorao» le dicen adiós a su boleto rumbo a Japón.
Continúa la carrera; y no es posible definir quién será el ganador. Cuando faltan 200 metros para la línea de meta se observa agotado al teléfono celular en la quinta posición, no tiene suficiente demanda y su precio es realmente inasequible para gran parte de la población. En el puesto no. 4, el dólar americano; al doble de su capacidad, lucha por consolidarse en tres veces su valor pero hasta el momento le resulta imposible. A la cabeza ahora marcha el saco de cemento, cinco veces más rápido que en el momento de la arrancada; le sigue la carne de puerco, que está cerca de consolidarse a 150 pesos en algunas provincias del país. Desde la posición número 3 aprieta el paso el cartón de huevos, quiere ponerse a seis veces su valor inicial, le pasa por al lado a la carne de puerco, sigue el cartón de huevos, se acerca peligrosamente al saco de cemento, el cartón de huevos, viene el cartón, el saco, el cartón, el saco… el cartón… ¡Qué huevos!… Medalla de oro, para el cartón de huevos.
PD: Si esto ha sido solo la clasificación para Tokio, no imaginamos cómo será de aquí a unos meses la cita olímpica.