La dinámica de grupos de Ana María Fernández

Kurt Lewin, psicológo de la Escuela de Berlín, emigrado en 1930 a los Estados Unidos, aportó principios de la Gestaltheorie al estudio de la personalidad y posteriormente al de los grupos. Ésta había demostrado que la percepción y el hábito no se apoyan en elementos sino en “estructuras”. La Teoría de la Gestalt puso en evidencia, experimentalmente, refutando el asociacionismo, cómo —en ciertas condiciones— cabe afirmar que el todo es más que la suma de las partes”.

Según esta corriente la explicación de los fenómenos perceptuales debía intentarse a través de una unidad de análisis —el campo perceptual— de un nivel distinto al de las unidades propuestas hasta entonces: las sensaciones. Lewin explicará la acción individual a partir de la estructura que se establece entre el sujeto y su ambiente en un momento determinado. Tal estructura es un campo dinámico, es decir un sistema de fuerzas en equilibrio. Cuando el equilibrio se quiebra, se crea tensión en el individuo, y su comportamiento tiene por finalidad su restablecimiento.

En 1938 utiliza el método experimental (por primera vez en las investigaciones grupales) para trabajar la noción de campo dinámico, que da origen a la muy conocida experiencia con grupos de niños a través de la construcción experimental de tres climas sociales: autoritario, democrático y laissez faire.1Se había partido de una hipótesis: la frustración ocasiona la agresión; pero al concluir la experiencia pudo observarse que las reacciones agresivas variaban según los climas grupales, en dependencia del estilo de coordinación.

Dado que esta experiencia se realiza a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, alcanza gran celebridad. Da fundamento científico a la valoración del ideal democrático al demostrar que en los grupos conducidos democráticamente la tensión es menor, pues, la agresividad se descarga en ellos de manera gradual en lugar de acumularse y producir apatía o estallidos como en los otros dos grupos.

Concluye que el grupo democrático, al alcanzar más fácilmente el equilibrio interno, es más constructivo en sus actividades.

A partir de allí Lewin comienza a desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos: el grupo es un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes. El grupo y su ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos principales elementos son los subgrupos, los miembros, los canales de comunicación, las barreras. Modificando un elemento se puede modificar la estructura.

El grupo es un campo de fuerza en “equilibrio casi estacionario”. Este equilibrio no es estático, sino dinámico, resultante de un juego de fuerzas antagónicas: por un lado, las fuerzas que constituyen las partes en un todo; por otro, las fuerzas que tienden a desintegrar al conjunto.

Como puede observarse es una concepción netamente “gestaltista”: el juego de fuerzas expuesto se piensa tan sólo en relación con el todo; lejos de que las partes puedan explicar ese todo, da cuenta de cada una de ellas en sus relaciones con todas las demás. En consecuencia, uno de los problemas más importantes para Kurt Lewin y sus colaboradores es la investigación de la unidad del grupo y su permanencia como  totalidad dinámica (de allí los numerosos estudios de esta escuela sobre la cohesión grupal, la relación de los miembros entre sí, los procesos de interacción, etc.), como también, las relaciones dinámicas entre los elementos y las configuraciones de conjunto. Ha nacido la Dinámica de Grupos.

De modo tal que, para Kurt Lewin, el grupo es una realidad irreductible a los individuos que la componen, más allá de las similitudes o diferencias de objetivos o temperamentos que pudieran presentar sus miembros. Es un específico sistema de interdependencia, tanto entre los miembros del grupo como entre los elementos del campo (finalidad, normas, percepción del mundo externo, división de roles, status, etcétera). Aquí se diferencia de aquellos que plantean el factor constitutivo del grupo, en mera afinidad entre sus integrantes.

El funcionamiento del grupo se explica por el sistema de interdependencia propio de dicho grupo en determinado momento, sea éste funcionamiento interno (subgrupos, afinidades o roles) o referido a la acción sobre la realidad exterior. En esto reside la fuerza del grupo o, dicho más exactamente, en esto reside el sistema de fuerzas que lo impulsa, es decir, su dinámica.

Las relaciones descubiertas en laboratorio sobre grupos “artificiales” pasan a ser estudiadas luego en agrupamientos de la vida cotidiana: talleres, escuelas, barrios, y otros, con la convicción de que el pequeño grupo permite vencer las resistencias al cambio y provoca la evolución de las estructuras del campo social (fábrica, consumidores, opinión pública, etcétera).

A partir de ese momento trabajará la temática del cambio social y la resistencia al cambio con la célebre experiencia de modificación de costumbres alimentarias de 1943. Trabaja sobre la resistencia de las amas de casa norteamericanas durante la Segunda Guerra a incluir achuras en la dieta alimentaria; se hacía necesario modificar estos hábitos en virtud de la falta de carne que el abastecimiento de las tropas ocasionaba.

“Descubre” que tomar una decisión en grupo compromete más a la acción que una decisión individual; que es más fácil cambiar las ideas y las normas de un grupo pequeño que las de los individuos aislados (costumbres alimentarias, rendimiento en el trabajo, alcoholismo, etc.) y que la conformidad con el grupo es un elemento fundamental frente a la resistencia interna para el cambio.

Se plantea la necesidad de reorientar la fuerza resistencial al servicio del cambio. En tal sentido los dispositivos grupales que diseña se le presentan eficaces para ese objetivo.

La teoría del campo elaborada por K. Lewin ofreció una gran posibilidad de estudio de los grupos y dio lugar a vastísimas aplicaciones por sus discípulos; hizo posible la consolidación de las “técnicas de laboratorio social” y la “Investigación-Acción”, instrumentos que han excedido en su implementación su lugar originario para aplicarse en muy variados campos de las ciencias sociales.

Los aportes de la Teoría del Campo han tenido gran influencia en ámbitos muy disímiles; puede observarse incluso, la impronta de algunos de sus postulados —aunque con importantes reformulaciones— en autores argentinos como Pichon-Riviêre y Bleguer. También fueron tomados, en sus inicios, por los psicoanalistas de la escuela kleiniana que abrieron dispositivos grupales en el área psicoterapéutica.

P. Sbandi plantea que la concepción lewiniana del grupo como un todo significa el abandono de la posición que coloca al individuo en primer plano.

Señala, sin embargo, que si bien Lewin acentúa la independencia de los miembros, mantiene invisibles los presupuestos sobre los que se funda tal interdependencia; considera, asimismo, que serán los aportes psicoanalíticos respecto a los procesos identificatorios, las relaciones emocionales y los procesos inconscientes los que harán posible ahondar en esta cuestión.

Acerca de rodoguanabacoa

Periodista, educador popular, escaramujo... amante de la historia de mi país: Cuba.
Esta entrada fue publicada en Textos académicos y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario