Arte y transgresión (primera parte)

Su nombre se inserta en la lista de guionistas de cine con el largometraje «Alicia en el pueblo Maravillas». La película se estrenó en los cines cubanos el 13 de junio de 1991. Años después filmes como «La vida es silbar«, «Hacerse el sueco» y «Madrigal», fueron el fruto de un escritor que ha dedicado gran parte de su vida al celuloide. Por encima del tecnicismo, la preocupación esencial de Eduardo del Llano es tener una buena historia que contar y hacerlo bien.

El 10 de junio de 1982 junto a otros dos universitarios de Artes y Letras conforma un grupo de creación literaria y teatral. ¿Cómo fueron los primeros años de Nos y Otros?

Todo empezó durante las clases de preparación militar. Así nos hicimos socios José León, de Periodismo, Aldo Augusto, de Información Científico-Técnica y Bibliotecología y yo de Historia del Arte. En diciembre se nos incorporó Luis Felipe Calvo.

Fuimos víctimas del espíritu universitario, ese que padecen la mayoría de los estudiantes y los hace creer que el mundo se reinventa con ellos. En 1985 un amigo nos presentó a un cuarteto de trovadores que cambiaron nuestras vidas: Frank, Santiago, Gerardo y Varela. Eran cuatro desconocidos. En ese entonces tenían su pequeño público, pero ninguno había grabado discos. Leyeron unos textos nuestros del DDT y nos invitaron a un espacio donde ellos se presentaban: Encuentro con la Teatrova.

Entre canción y canción leíamos algo sin apenas tener nociones teatrales. Poco a poco fuimos ganando confianza y además de leer, hacíamos voces y dramatizábamos. El público de los trovadores nos acogió y Frank habló con el director de la Casa del Joven Creador para que actuáramos allá. Escribíamos una obra y ensayábamos un mes para ponerla una noche, en una peña mensual. Allí se sumaron Octavio Rodríguez, Orlando Cruzata, Moisés Pinalé, Eduardo Abela y Ángel Quintero. Ya en el 89 quedamos Luis Felipe, Roger Fernández, Cruzata, Jorge Alberto Piñero (JAPE), Leandro Pérez y yo. Así fue hasta 1997.

¿Cómo surge la historia de Alicia…?

Daniel Díaz Torres ya había hecho sus dos primeros largometrajes y estaba buscando una historia, entonces leyó en el DDT: «Usted es un hombre feliz». Trataba de un hombre que recibía anónimos elogiosos que lo llevaban a la locura. Ese sería uno de los cuentos, el segundo y el tercer escrito llegaron después, uno sobre un camionero y el otro de una muchacha recién graduada que iba a un pueblo donde pasaban cosas raras. Este último absorbió a los demás y terminó en «Alicia…» donde las otras historias son como pinceladas. La cinta causó un gran revuelo y después pasaron dos o tres años sin que nadie nos llamara.

¿Qué ocurrió en los seis meses que antecedieron a su estreno?

En diciembre del 90 Daniel no tenía terminada la película para ponerla en el Festival Latinoamericano. Por eso solo se exhibió un primer corte ante un grupo de cineastas. El representante de Berlín decidió llevarla a concursar al país germano en febrero del 91. La película, aunque no entraba en competencia, obtuvo varios premios colaterales. Al momento se iniciaron los rumores entre ellos, que la película se había producido clandestinamente. Su estreno en Cuba se postergó por unos meses. Esto precondicionó la percepción de la gente. Por eso cuando se estrenó en junio el que era gusano fue a ver lo que le habían dicho y el que no, fue a salirle al frente. Vieron las cosas que estaban y muchas que no. Cuando tú preindispones a la gente puedes hacer subversiva hasta a Blanca Nieves y los siete enanitos.

Lo cierto es que la película introdujo un lenguaje nuevo en el cine cubano. Yo creo que, aún con sus defectos, fue bastante digna. No pienso que es una obra maestra, pero de alguna manera tiene un nivel metafórico y fantástico que era interesante, sobre todo en los 80. En ese tiempo hubo muy buenas comedias como Se permuta, Plaff; de pronto aparece Alicia… que propone un lenguaje más subjetivo y la gente empieza a ver cantidad de cosas.

En su opinión, ¿por qué no ocurrió lo mismo con «Madagascar» o «Fresa y chocolate», propuestas también polémicas?

Fue el momento histórico. Desde el 89 se estaba cayendo el campo socialista; la película sale en el 91. Yo la escribía desde el 87 y se termina de filmar cuando empieza el período especial. La lucha ideológica estaba en su apogeo. Yo pienso que después se dieron cuenta que se había exagerado con la reacción hacia la película. Fue un ambiente muy raro… Todos los periódicos sacaron editoriales criticándola.

Fue algo desmedido contra el filme, porque hay que reconocer que no fue contra los artistas: ni Daniel perdió su trabajo y yo, que era profesor de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, tampoco.

Seis años después desaparece Nos y Otros…

Cuando empezamos éramos un poco más que adolescentes, nadie estaba casado ni tenía hijos, ni otros compromisos profesionales. Es muy divertido con 22 años viajar a provincia, dormir en el piso de una Casa de Cultura, actuar y conocer una ciudad. Pero ya cuando tienes más de 30 y hay que suspender una gira porque Cruzata tiene turno de edición o Luis Felipe está preparando un número especial, la cosa es más difícil.

Aunque montábamos varias obras y teníamos nuestro público —un público muy bueno, universitario— nosotros como actores no éramos nada del otro mundo. Lo más conveniente para todos fue terminar con el grupo. Yo desde el 95 había decidido dedicarme a escribir a tiempo completo.

¿Qué le ha aportado trabajar con Daniel Díaz y Fernando Pérez?

Daniel es un tanto desaliñado pero a la vez te escucha y es más flexible. Como guionista puedes influir más en su decisión, aunque a veces si no está de acuerdo se hace lo que él diga. Hemos cambiado cosas incluso durante el rodaje.

Fernando es probablemente más artístico, mejor visto por la crítica, más «gran director», pero también es mucho más cabezón que Daniel. Lo quiero muchísimo, lo admiro, pero me es muy difícil ganarle una batalla. Con los dos he aprendido. Probablemente le debo más a Daniel en términos de amistad y de cultura cinematográfica. Él me metió en el cine, porque antes de Alicia… yo nunca pensé dedicarme a eso.

Continuará…

Entrevista a Eduardo del Llano (diciembre de 2008).

Acerca de rodoguanabacoa

Periodista, educador popular, escaramujo... amante de la historia de mi país: Cuba.
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Una respuesta a Arte y transgresión (primera parte)

  1. mayté dijo:

    Todo un placer la entrevista aunque ya conocía de ella ahora es que la sacas pero igual espero con ansias la segunda parte.

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