Cuando te miden la vista… pueden pasar cosas como esta

Por Rodolfo Romero Reyes

La muchacha me mira como si me conociera y a mí también me resulta familiar. Estamos en la cola para medirnos la vista y empezar los trámites de la licencia de conducción. Entramos ella, yo, un chino (de China), un señor mayor, el doctor que llama a los pacientes y la doctora, blanca y redonda, que te mide la vista.

El señor se sienta y la doctora empieza a examinarlo. La muchacha se acerca:

-Te conozco de algún lugar, pero no sé…

-¿De la Lenin?-, responde que no.

-¿De la Facultad de Comunicación?

-Sí, yo soy de 2do año de Comunicación Social ¿y tú?

-Doy clases en el otro grupo de 2do año.

En eso se escucha la voz de la señora gorda. «Niña, dile a ese muchacho que su vozarrón no me deja concentrarme».

Bajo el tono y respondo su última pregunta sobre un trámite que, me cuenta, tiene previsto para fin de año.

La llaman y le hacen la prueba. Sale bastante bien excepto por una K que confunde con una M. Termina su turno, el chino toma asiento, y ella regresa a mi lado para continuar la conversación. Después de unas pocas sílabas más ocurre lo imprevisto.

La doctora se pone de pie, camina hacia nosotros molesta por el cuchicheo, la toma a ella del brazo y a la fuerza la empieza a arrastrar hasta la puerta del salón. La muchacha le replica entre risas: «Oiga, espérese, que ya estamos terminando… él es profesor mío…».

Esa es la última frase que escuché antes que la puerta se cerrara de un golpe y la gorda blanca regresara a tomar su asiento. Cuando pasa por mi lado me mira con ojos de maestra de primaria que acaba de regañar a su alumna más indisciplinada. Sonríe y yo no puedo evitar sonreír también.

Después de aquello no la he vuelto a ver. Solo sé que se llama Karla y que el 29 de noviembre tengo clases en ese grupo. Espero que ese día nadie nos regañe para poder entender finalmente de que iba su trámite y ver si de verdad puedo o no ayudarla. La doctora que mide la vista no me dio tiempo para más nada. Después me tocó el turno, por poco fallo en la última, pero ya sabía que era una K.

Acerca de rodoguanabacoa

Periodista, educador popular, escaramujo... amante de la historia de mi país: Cuba.
Esta entrada fue publicada en 6 Cuentos y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

6 respuestas a Cuando te miden la vista… pueden pasar cosas como esta

  1. Chely dijo:

    Hiciste trampa, jajaja, buena la historia.

  2. Alejandro dijo:

    jajajajajajajajaja

  3. Paula Companioni dijo:

    Rodo parece un cuento de terror, no quiero ir a medirme más la vista… qué doctora más fula. Un beso…

  4. yusetsama dijo:

    Ño Rodo una M por una K!!! Qué peligro para la humanidad el día que le den la licencia, jajaja.

Deja un comentario