¡Que vivan los estudiantes de ayer y de hoy! (colaboración de una joven colega de Puerto Rico)

Por Yarimar Marrero

Brutalidad policiaca, macanazos, varios meses en huelga, una administración universitaria en decadencia, crisis presupuestaria, arrestos, organización estudiantil, reclamos, intransigencia, lucha.  Ciertamente estas palabras describen los procesos huelgarios por los que ha atravesado la Universidad de Puerto Rico desde tiempos inmemorables.  Y es que todos los que tuvieron la oportunidad de participar activamente, o seguir a través de las noticias, las huelgas del año 1981-82 y  la del 2010 se identifican y reconocen en ellas sus vivencias y las similitudes cíclicas que los movimientos estudiantiles  han tenido en su lucha por la educación pública.

Contextualización histórica

En ambas coyunturas históricas de las huelgas de 1981-82 y del 2010 la  administración de turno respondía al Partido Nuevo Progresista. La primera se suscitó bajo el mandato de Carlos Romero Barceló y en parte los reclamos universitarios se sumaban a una animosidad generalizada del pueblo de Puerto Rico en contra del gobierno.  En esta ocasión, los asesinatos de los jóvenes Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado en el Cerro Maravilla, en Villalba, era una de las acciones que más conmocionaron al país. Además, los asesinatos de la ciudadana Adolfina Villanueva en el municipio de Loíza y el de Carlos Muñiz Varela. En todos estos incidentes de muertes violentas hubo serios señalamientos y denuncias que apuntaban hacia la directa participación de la Policía en la ejecución de los mismos.

En cambio, el reciente proceso huelgario, que mantuvo detenidas las labores en diez de los once recintos del Sistema UPR, en Río Piedras por más de 60 días, se da poco después  de la implantación de la Ley 7 de Emergencia Fiscal, una iniciativa de la administración del gobernador Luis Fortuño.  Esta legislación trajo como efecto casi inmediato el despido de más de 30 mil empleados públicos.

En la década del 80, los índices de criminalidad eran muy altos. En el 2010 la preocupación económica, sumada a una realidad insegura con tasas altas de asesinatos, y otras actividades delictivas como robos y asaltos,  son las preocupaciones principales de las familias puertorriqueñas.

Lucha sí, entrega no

Según el presidente de la FUPI, José “Tato” Rivera Santana, al momento de la huelga del 1981-82 que se extendió por cinco meses,  los motivos de la huelga, en la que participó como estudiante, y los motivos de la pasada huelga del 2010, son muy parecidos. Añade, además, que “se trata de una política [institucional] que persigue transferir las insuficiencias fiscales al bolsillo de las familias de los estudiantes”.

Entre otras razones, los universitarios del 1981-82 protestaban contra el alza uniforme en la matrícula y los estudiantes de la reciente huelga buscaban (en un principio) derogar la Certificación #98 con la que se pretendía que los universitarios que se benefician de las exenciones de matrícula ya no pudieran recibir los fondos de la Beca “Pell”.

A primera vista los motivos parecen ser de carácter meramente económicos en ambos conflictos, pero como toda lucha social, adquiere dificultad en la medida en que va avanzando. En ambos conflictos se le fueron sumando nuevos reclamos mientras se iba abriendo una caja de pandora ante los estudiantes y el pueblo puertorriqueño.

En el 1981-82 se le sumó al reclamo inicial una “nueva ley universitaria que democratizara la institución”;  que la Policía desocupara los predios del recinto; la derogación de la orden que hiciera Romero Barceló para que no se permitiera la entrada de los líderes estudiantiles a la universidad y posteriormente la excarcelación de los estudiantes que estuvieron tras las rejas por espacio de una semana.

En el 2010 los estudiantes se llevaron una sorpresa mayor, la cuota de 800 dólares que se pretende implementar en el semestre entrante (enero 2011).  Este aumento contradice la Certificación # 60 en la que la Junta de Síndicos se comprometía a “que el pago de matrícula prevaleciente al comienzo de los estudios de cada estudiante se mantendría inalterado a lo largo de su carrera”,  según reza la carta que se le hizo llegar a los estudiantes de nuevo ingreso del año 2007 y que estaba firmada por el entonces presidente de la UPR, Antonio García Padilla.

Once recintos, una UPR

A diferencia del la huelga del 1981-82, que se concentró sólo en el recinto de Río Piedras, en la del 2010 hubo un apoyo simultáneo en la mayoría de los recintos que se unieron como un frente común en sus reclamos.  Según Rivera Santana, la generación del 81-82 descartó cerrar los portones “porque sabíamos que la Fuerza de Choque los abriría en cuestión de horas” por lo que se desarrolló un proceso huelgario distinto; con portones abiertos y la presencia de la Policía en los pasillos de la Universidad.  A su vez las organizaciones políticas universitarias, incluyendo la FUPI, que Rivera Santana presidía, hacían un llamado a “organizarnos por facultad para lograr nuestros objetivos”. Este llamado respondía a la experiencia de los años 1970 en que la Policía invadió el recinto varias veces, por lo que el triunfo de su huelga dependía más bien de la organización del estudiantado para que se lograra paralizar cada facultad y escuela individualmente.

Por otro lado, la  huelga del 81-82 fue pionera en recibir el apoyo de los medios de comunicación y el respaldo cálido del pueblo.  Según Rivera Santana, la huelga de la que fue parte  se convirtió en la  primera en ser transmitida en vivo, por lo que “la posibilidad de editar la información era menor”. Esto trajo como resultado el respaldo de la opinión pública, que ahora tenía acceso al instante a la crudeza de las agresiones hacia los estudiantes. Esto sentó precedentes y abrió camino en cuanto al respaldo mediático que los estudiantes  del 2010 tuvieron la oportunidad de experimentar.  A su vez los estudiantes crearon el colectivo de prensa estudiantil Desde Adentro y Radio Huelga, con los que se encargaron de ir  informando al pueblo y al estudiantado de los acontecimientos que se iban suscitando durante el desarrollo de la huelga.

Somos estudiantes, no somos criminales

Tanto en la huelga del 1981-82 como en la del 2010, hubo incidentes de abuso policíaco. En el primer conflicto era el súper intendente de la Policía Desidero Cartagena, y en la reciente huelga José Figueroa Sancha.

Estos actos represivos y sumamente violentos, contradicen  la sección 4 de la Carta de Derechosque certifica que “no se aprobará ley alguna que restringa la libertad de palabra o de prensa o el derecho a reunirse en asamblea pacífica y a pedir al gobierno la reparación de agravios”.

Un momento trascendental en la huelga de 1981-82 fue la decisión del gobernador, Romero Barceló en conjunto con el Consejo de Educación Superior y el Presidente de la Universidad, de movilizar a cientos de efectivos de la Policía dentro del campus, donde “hasta la Guardia Universitaria estaba armada”, recuerda Rivera Santana.  Apoyados por las altas esferas institucionales, el 25 de noviembre de 1981, la Fuerza de Choque disolvió una asamblea estudiantil multitudinaria que se estaba desarrollando frente a los portones de la Universidad, justificando su actuación con que la asamblea “interrumpía el tránsito vehicular”.  Sus agresiones se extendieron al casco riopedrense, donde no sólo resultaron heridos estudiantes sino también ciudadanos que no tenían nada que ver con el conflicto huelgario.   Así pues repitiendo el “plan premeditado de la Policía”, de igual forma en el reciente proceso huelgario se concentra la agresión contra los estudiantes.  Uno de los sucesos más sobresalientes es el ocurrido frente al Capitolio el pasado 30 de junio, en que una manifestación pasiva convocada por la Coordinadora Nacional de Recintos Universitarios y que estaba integrada en su mayoría por estudiantes y simpatizantes de su causa, terminó con la agresión de la Fuerza de Choque, la Policía y la Guardia Montada que prohibió a los manifestantes entrar a una Sesión Legislativa en el Hemiciclo del Senado a presentar su proclama.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo

Para Rivera Santana es importante destacar que ambos procesos huelgarios obtuvieron resultados tangibles.  De entre los resultados más sobresalientes de la huelga del 1981-82 fue que se logró evitar un aumento a la matrícula durante toda la década del 80, y en beneficio de las futuras generaciones. Además, bajo su influencia se aprobó la Beca Legislativa y la Política de No Confrontación dentro de los recintos.

Entre otras logros, en la huelga del 2010 los estudiantes consiguieron por medio de las negociaciones entre el Comité Negociador Nacional (CNN) estudiantil y la Junta de Síndicos, que se derogara la Certificación #98 y que no se impusiera cuota alguna al menos en la primera sesión del año académico 2010-2011.

Una importante lección parece haberse aprendido en ambas experiencias: “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo”.

Acerca de rodoguanabacoa

Periodista, educador popular, escaramujo... amante de la historia de mi país: Cuba.
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