Érase una vez Yoey, Dianet y un pino (2da parte)

Carlos Tabares, digo, Liudmila Peña

Carlos Tabares, digo, Liudmila Peña

Por Kmilo Santiesteban Torres

Holguín, tierra sin sombras

La mañana comenzó temprano para nosotros, aunque también para el resto de la casa. Salimos para la Terminal acompañados por René Paz. Iba en cuerpo, alma y corazón a ver que me ofrecía Holguín; Puerto Padre le había subido mucho la parada.

Como es de esperar, el personaje que siempre hace su entrada en algún lugar de nuestros viajes llegó como un reloj: el camión, cuya similitud con el que nos llevó a Santiago la primera vez, asustaba. Preguntamos varias veces el tiempo de duración del viaje y casi todo el mundo coincidía en 1 hora y media: ¡MENTIRA!

Por fin veríamos de nuevo al “piquete explosivo”.

Fomento y Martí

Nos bajamos en Fomento y Martí, vi a un hombre con un cake, y en un 2 por 3 teníamos uno idéntico. Con el cake aprovechamos la cobertura del aniversario 50 del periódico que había sido celebrada recientemente. En lo que yo estaba con el cuento del cake, Rodo le preguntó a un hombre por el periódico; nos dio la dirección exacta, por nada nos cuenta los pasos que teníamos que dar y todo. Por la pinta del tipo, dígase estatura media, gordo, canoso, peinado hacia el lado, con espejuelos y una camisa a cuadros, parecía un cuadro profesional del Partido o un antiguo secretario del Poder Popular de Holguín, lo digo porque más cerca preguntamos y más nadie sabía. Un hombre acuclillado, en medio de su despiste y estirando el brazo con cierto desgano nos dijo– Bueno, ahí hay un periódico.

¡Ahora!  

La primera ninfa fue Elizabeth (la increíble), después el Yohnny, Héctor  – que no son ninfas – y luego Chely y Carlos  ¡Oh, Carlos!  Estaban en lo que ellos llaman “cambio de labor”, a mí me pareció más bien “plan de gozadera”, pero bueno, quien soy para venir de tan lejos a cambiar sus costumbres laborales. Nunca había estado en ningún periódico, particularmente me pareció funcional y compacto, algunos lugares muy compactos.

En la tarde apareció por fin Karina (the boss), auténtica como siempre, pero algo seria. Reímos como anormales y compartimos un buen rato con vino y el olor a “cuero de culo de chivo” de un cinto que me compré.

Siboney 1

La noche la abrió una botella de ron que quería escabullirse de dos pares de manos femeninas pero sus intentos fueron en vano. La idea era entrar a un club ubicado en la misma plaza central, del cual no teníamos grandes expectativas – rezago mental capitalino –, sin embargo quedé bastante impresionado: ¡el dinero cubano valía! La noche estuvo a todo tren. No podía pasar por alto el potencial femenino desbordante y el movimiento nocturno de aquel lugar, aun siendo martes, – otro viejo rezago mental capitalino –.

Jibara. Día 12 / 12 /12. El Pino

La jodedera del día anterior fue hasta tarde, por  consiguiente no nos levantamos temprano (Karina y Elisabeth, sí).

La noche anterior conversando con Karina me enteré del por qué de la boda en Jibara (a 30 km de la ciudad). El caso es que allí hay un árbol ubicado en uno de los salientes de la costa  que es legendario por numerosas proposiciones de casamiento y/o encuentros amorosos que se han suscitado a lo largo de su vieja existencia bla bla. ¡Entonces habíamos ido hasta Holguín, Jibara por UN PINO! y al final ni era un pino, sino una casuarina.

Realmente el lugar era especial y nos dimos cuenta de cuan especial plus podíamos ponerlo.

¡Ah, vino desde Tunas Itsván! (por el me enteré que aquello no era un pino).

Montados en la guagua hacia Jibara me dormí y desperté como 3 veces, me decían Lopi por eso de andar pescando (pensé que llegaríamos de nuevo a Puerto Padre).

La sucursal de Artex que auspiciaría la boda era sencilla y elegante a la vez. La lista del menú de bebidas y licores era pura tentación, una especie de mensaje subliminal que decía – tómame, tómame – , déjenme decirles que muchas veces la única forma de no sentirse abrumado por la luz de la tentación es caer en ella. De hecho, todos caímos en cuestión de minutos.

Queridos lectores sepan que si Colón entró por ahí y dijo – Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos jamás hayan visto – esa tarde yo pude decirlo pero de las ninfas presentes allí, desde la novia hasta la fotógrafa, que me hizo desbordar varios halagos. – Lo que te perdiste Arnaldo, los índices de belleza/ m2 eran impresionantes. ¡Dios! Digo: ¡Ellas!

La noche se comenzó a calentar y de qué manera. La mayoría de las bodas a las que he asistido han sido medio que aburridas, esta fue todo lo contrario. Aquello estaba candente candente -¡Ay Arnaldo vieeejo!-

Sin dudas la boda fue todo un éxito, para con todos. Wey wey wey, hay que hablar del nuevo fichaje del equipo de pelota cubano al Clásico de Basseball: sencillamente agilidad felina, poder de concentración y tenacidad. Por supuesto, queridos amiguitos que le hablo de Liudmila, que tras su apacible apariencia esconde una feroz center file. No hubo forma de que se le escapara su objetivo, no importó el viento, parecía la mujer biónica en el seguimiento con la mirada a aquel ramito. Milimétrico señores, milimétrico.

Abdiel por su parte último intentó por la parte masculina alcanzar el pañuelo pero tuvo sus percances en la atrapada y no fue tan genial. El regreso fue entre canciones y pequeñas destarradas (me destarré intentando dármelas de hombre elástico. Sólo se dio cuenta Itsvan. Creo).

Nota de Rodolfo: Todos brindamos, pero un cuarto de botella de sidra quedó sobre la mesa de los novios. Alguien “me dio la luz” y salí tras ella. Carlos explotó un globo y cuando todos miraron hacia él… zas, desapareció la botella. Después compartimos el líquido con el propio Carlos, Chely, Camilo, el Jhonny y ya que no quiero seguir embarcando gente.  

Siboney 2

Acordamos ir de nuevo para el club Siboney cuando llegáramos a la ciudad pues nos habíamos quedado con las ganas. Esta vez la tropa era más grande.

Gracias a la linda recepcionista del periódico, Ana María, entramos sin líos. Aquello estaba que se desbordaba,  y nosotros con el C2H5OH en puta – como dicen los guatemaltecos.

De pronto Elisabeth se escurrió de nuestra vista y desapareció frente a los ojos de sus príncipes (antes se habían ido Cheli y Carlos, este último salió caminando dormido, para variar).

Príncipes: Yonny, Rodolfo y un servidor.

Mi lengua acabó enredada, mis pies y columna cansados pero valió la pena cada minuto de la noche. Caí muerto en la cama, tanto es así que la madre del Yonni se asustó: –¿Yonni se habrá muerto?

A lo que él respondió – No sé, tócalo.

Loma ni loma

El caso es que había estado casi tres días en la ciudad de Holguín y no había subido la famosa Loma de La Cruz, pero saben qué, me percaté que no necesitaba hacer un balance para darme cuenta que eso era una pequeñez con respecto al resto de los acontecimientos. Definitivamente queda para la próxima, preferí aspirar el buen aire intelectual del periódico y despedirme de todos ustedes.

Caso aeropuerto

A ver, era sencillo, Karina nos recogería en la casa del Yonni y nos iríamos tranquilos en un vuelo Holguín-Habana a las 9:00pm pero…. Miren, el documento se va haciendo largo y esto da pa rato, así que será en otra entrega.

Hasta pronto Blogueros

Acerca de rodoguanabacoa

Periodista, educador popular, escaramujo... amante de la historia de mi país: Cuba.
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5 respuestas a Érase una vez Yoey, Dianet y un pino (2da parte)

  1. Lo adoré Kmilo!!!!! Rodo, tienes de tarea, la vital y estratégica misión de ayudar a Kmilo con la creación de su propio blog.. Un besote y un abrazo a ambos!!

  2. poesiadeisla dijo:

    Oye, gracias por la parte que me toca, jajajajajajaja Excelente texto. me encantó, con faltas de ortografías y todo… y eso es mucho decir, jajajajaja

  3. BET dijo:

    Rodo es una casuarina , un pino singular que a alguien se le ocurrio que dañaba las playas , y los cortaron por suerte no todos . un beso

  4. ralexdelpino dijo:

    Oye llego tarde, super tarde a este post, y por demás de casualidad, pero tengo que comentarlo. Camilo asere estás escapao, me cuadró un mundo. Pa serte franco no esperaba que escribieras tan genial, felicidades. Menos mal que fui a la Ciénaga, si me hubiera perdido todo esto. Ah, y felicidades a los casados

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